lunes, 7 de octubre de 2013

España ya es una provincia anómala del idioma

Fernando Vallejo, plantea en la página 57: el escritor se dirige a las academias de la lengua en América y a la española para que el nuestro deje de ser un idioma “estúpido” y no siga cediéndole espacios al inglés por no adoptar un sistema ortográfico basado en la fonética y no en la etimología.
Dice: “Mi reforma ortográfica, señorías, en esencia es la que propuso en el Siglo de Oro Gonzalo Correas (quien escribía “Korreas”) pero acomodada a la realidad actual del idioma, la de que los hispanoamericanos hoy por hoy somos sus dueños, va así: “Casa” con ka de “kilo”: “kasa”. “Queso” con ka de “kilo” y sin u: “keso”. “Aquí” con ka de “kilo” y sin u ni tilde: “aki”. “Cielo” con ese de “suelo”: “sielo”. “Zapato” con ese de “suelo”: “sapato”. “General” con jota de “joder”: “jeneral”. “Guerra” con ge de “ganas” pero sin u: “gerra”. “Güevón” con u sin diéresis ni tilde: “guevon”. “Burro” con be de burro: “burro”. “Vaca” con be de “burro”: “baca”. “Hijueputa” sin hache: “ijueputa”.
“Nuestras tres letras dobles con sonido sencillo, que son la che, la elle y la erre, se escribirán respectivamente s, l y r, cada una con guión bajo. Y así tenemos: “Chapa”: “sapa”, con ese africada postalveolar sorda y sin hache. “Caro”: “karo”. “Carro” (como para decir que las prepago quieren carro: “karo”, con ka y erre dura. “Río” se escribirá “río”, con erre dura. “Cigarro”: “sigaro”, con ese y erre dura. “Loco” se escribirá “loco”, con ele normal. “Llama”: “lama”, con ele rara. “Calle” se escribirá “kale”, con ka y ele rara. “Yegua” se escribirá “legua”, con ele rara. La ye de “el hombre y la mujer” irá con i latina: “el hombre i la mujer”. “Wagneriano” se escribirá “bagneriano”. “Examen” se escribirá “ecsamen”.
“Se suprimen pues, señorías, la ce, la hache, la cu, la ve, la ve doble, la equis, la ye, la zeta, las tildes y la diéresis, a Dios se le quita la mayúscula”. Le preguntan al narrador que dónde deja a España, donde pronuncian “zielo” y “zapato”, y responde: “¡Que se joda España!”. “Vuelta pues atrás a los fenicios y a los griegos, a un signo por cada sonido. Ortografía fonética sin resabios etimológicos, señorías. A este idioma le sobran ocho letras y al hombre dos tetas”.
“Los idiomas están cambiando a una velocidad enloquecida. El español, el idioma, el de mi infancia, no tiene que ver con el de ahora. Infinidad de términos que yo usaba nadie los entiende ya. Y así pasa en todos los países hispánicos”. El chino no a va a ser por esa ortografía endemoniada que toma diez o 20 años aprender”. “Nosotros somos 20 países acá, el idioma somos nosotros: América. Independicémonos del todo”.
Sin embargo, hay que recordar que el Nobel Gabriel García Márquez ya había propuesto una reforma ortográfica más pequeña en el primer Congreso Internacional de la Lengua en Zacatecas y no le prestaron atención. Vallejo opina que ‘Gabo’ “no supo hacerlo”: “porque todavía no era el momento, porque internet y los celulares todavía no tenían el auge de ahora. Él no vio que esto tenía un pasado de cuatro siglos desde Nebrija y Korreas. Esto los académicos lo entienden y los que saben de filología y gramática más lo entienden a través de la literatura”.
Le recuerdo que Nebrija fue otro en fallar en ese intento de que se escriba como se pronuncia. “Es que así haya sido el primer gramático español, él nunca entendió bien nada y sólo escribió para España que era lo que había. Ahora estamos nosotros”.
La academia ha hechos pequeños cambios como quitarle la tilde a solo cuando es adverbio. Están dando palos de ciego y no quieren ver lo que es evidentísimo. Tenemos que eliminar las tildes”.
A lo largo de las 185 páginas de Casablanca la bella no sólo ironiza con el sueño casi siempre malogrado de tener un techo donde meter la cabeza en un país “vil”, sino consolida la metáfora de cómo se debe construir el idioma desde la literatura. “Una celebración de la lengua castellana de un hombre comprometido con su época”, piensa el escritor William Ospina.
Abunda en sarcamos e ironías contra los españoles: “están en bancarrota, quebrados. Se gastaron lo que no tenían y de amos que se sentían ahora van a volver a ser esclavos. Un empujoncito más y se hunden. ¡Que se hundan, que se jodan los euracas!”.Propone la reformulación de la entrada “puta”.  “Llaman americanismo decir ‘verraco’. ¡No! Tenemos es que llamar españolismos los términos que ellos usan. España ya es una provincia anómala del idioma”.

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